Temazcal, del náhuatl temazcalli, “casa de vapor”, temaz “vapor” y calli “casa” fue un ritual muy común en el México antiguo.
En la actualidad se sigue utilizando como baño de vapor y para la salud física, emocional, mental y espiritual.
El espacio es una estructura cerrada de pequeñas dimensiones donde caben entre 8 y 12 personas, dependiendo de sus dimensiones.
Antes de entrar cada participante es purificado con incienso. Se colocan 7 piedras volcánicas previamente calentadas al rojo vivo sobre las cuales se vierte una infusión de plantas medicinales para generar vapor y se van añadiendo más a medida que se vivencian las 4 puertas o tiempos que componen la ceremonia, la cual es conducida por un guía o chamán.
Este ritual está lleno de simbolismos y cada puerta está ligada a un elemento de la naturaleza: fuego, agua, tierra y aire. El propósito del proceso es permitir a los participantes experimentar el contacto directo con el poder de la naturaleza. Instrumentos de percusión y canciones ayudan a liberar la expresión de las emociones, aumentando el enfoque a la propia espiritualidad. El temazcal es una representación del cuerpo y el espíritu de la Madre Tierra. “Entrar en su vientre para renacer como un guerrero”.
Una vez afuera, los participantes son bañados con agua fresca, lo que sugiere el último combate contra el miedo al cambio brusco, al choque térmico, el abandono del estado de confort que supone el vientre materno. Es también la forma de cerrar los poros de la piel que se abrieron con el calor.
Dependiendo del tipo de temazcal la ceremonia puede ser corta, 10 minutos, o extensa, hasta 1 hora.
