El Día Internacional de la Diversidad Biológica se celebra el 22 de mayo para aumentar la comprensión y la consciencia de los problemas de la biodiversidad, así como sobre la permanente interacción que tenemos nosotros, los seres humanos, con los componentes naturales en donde se desarrollan nuestras actividades diarias.
Este fue decretado por la Organización de las Naciones Unidas en diciembre de 2000, para conmemorar la fecha de adopción del texto del Convenio sobre la Diversidad Biológica en ese día del año 1992. Dicho convenio abarca tres objetivos principales: la conservación misma de la diversidad biológica, el uso sostenible de todos sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos que nos brinda esta biodiversidad.
Pero ustedes se preguntarán, ¿qué significa biodiversidad? Este concepto es muy amplio y puede tener diversas definiciones. La biodiversidad es el tejido vivo de nuestro planeta. Engloba una variabilidad de organismos vivos que van desde plantas, animales, hongos y microorganismos, hasta sus ecosistemas terrestres, marinos, otros ecosistemas acuáticos y los complejos procesos ecológicos de los que forman parte. También comprende la diversidad dentro de cada especie (genética), entre las especies, de los ecosistemas y hasta de las regiones donde se encuentran dichos lugares y seres vivos. De esta forma la biodiversidad debe conocerse en su composición, su estructura, y su función en este planeta.
El ser humano muchas veces es sacado de este concepto de biodiversidad, cuando en realidad se relaciona de muy diferentes formas con las demás especies y ecosistemas, e incluso nuestra propia vida depende profundamente de ellos y de su equilibrio ecológico. Sin embargo, muchas de nuestras prácticas diarias son inadecuadas con la idea de “desarrollo”, afectando directamente la biodiversidad, pues no sólo están desapareciendo especies valiosas sino también ecosistemas enteros. Cerca del 75% de la biodiversidad del planeta está concentrada en apenas 17 países, siendo México uno de los países más megadiversos del planeta. Muchas de nuestras actividades han puesto en peligro la biodiversidad, provocando la extinción acelerada de numerosas especies, con graves consecuencias en la biosfera y para nosotros mismos.
Por ello, es fundamental tomar consciencia sobre la constante interacción que tenemos con los componentes naturales en donde se desarrollan nuestras actividades cotidianas, desde nuestra casa, nuestro lugar de trabajo y nuestras formas de recreación. Y ahora te preguntarás, ¿qué puedo hacer yo como ciudadano para ayudar a la conservación de la biodiversidad? Tenemos que lograr soluciones, resolver los problemas ambientales, y que estas acciones sean sostenibles y replicables en el tiempo.
Una de las actividades más populares hoy en día es unirse a limpiezas de playas, mar o áreas de selva, incluso áreas urbanas o cenotes, para mantener nuestro entorno más sano. Existen diversas organizaciones de la sociedad civil a las que te puedes unir de forma voluntaria o bien iniciar tu propia limpieza en tu comunidad. La segunda opción es sumarse a proyectos de restauración de ecosistemas, en Quintana Roo existen diversos programas de restauración de corales y manglares por ejemplo. Incluso si tu tiempo es limitado te puedes unir a programas de reforestación con especies nativas, cercanos a tu área de vivienda o trabajo.
Cuando salgas a disfrutar de nuestros ecosistemas, toma fotografías, pero no te lleves nada del lugar, es nuestra responsabilidad dejar el lugar como lo encontramos o mejor. Puedes apoyar refugios de animales silvestres que han sido rescatados de zonas urbanas o carreteras, ya sea con tu tiempo o mediante donaciones. Haz que tus consumos sean responsables, tratando de eliminar los plásticos de un solo uso, comprando de forma local y productos de temporada, optando por productos biodegradables, reduciendo tu consumo de carne roja, haciendo una composta, reutilizando o reciclando materiales, incluso cuidando tu consumo de electricidad en casa y en tu trabajo.
Cuando escojas actividades recreativas en alguno de los maravillosos ecosistemas que tenemos en Quintana Roo, procura hacer una pequeña investigación de la empresa, para asegurarte que es una empresa confiable, amigable con el medio ambiente y que opta por prácticas sostenibles. Apoya también a aquellas organizaciones de la sociedad civil locales quienes están salvaguardando los recursos naturales del estado y del país. Rodéate de gente de diferentes sectores y puntos de vista, para enriquecer el conocimiento e intercambio de ideas. Y, por último, puedes apoyar compartiendo toda esta información con tu familia, amigos y colaboradores. La información es poder, y nosotros tenemos el poder y la obligación de mejorar el único lugar que tenemos para vivir, no tenemos un Planeta B.
Por: M. en C. Marisol Rueda Flores
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