Cada año, millones de hectáreas de bosques y selvas son devastadas por incendios que, en su mayoría, pueden prevenirse. El 18 de agosto nos invita a reflexionar sobre la urgencia de proteger nuestros ecosistemas forestales, fundamentales para la biodiversidad, el equilibrio climático y el bienestar de muchas comunidades.
Establecido en 2015 como una jornada internacional de conciencia y acción, este día destaca la necesidad de fomentar prácticas forestales sostenibles, reducir riesgos mediante planificación responsable y promover un uso del fuego más consciente.
Los incendios forestales, muchas veces provocados por actividades humanas, destruyen hábitats, contaminan el aire y el agua, y agravan la crisis climática al liberar grandes cantidades de CO₂. También dejan los suelos vulnerables y afectan profundamente a quienes dependen del bosque para vivir.
Aunque existen brigadas para combatir el fuego, la verdadera solución está en la prevención: limpiar zonas de material inflamable, realizar podas, evitar quemas, crear cortafuegos y educar sobre el uso responsable del fuego. También es clave fortalecer la detección temprana con sensores, monitoreo satelital y participación comunitaria.
Como ciudadanos, podemos sumar desde lo cotidiano:
- No encender fogatas ni tirar colillas en zonas naturales.
- Participar en jornadas de limpieza o reforestación.
- Reportar de inmediato columnas de humo o incendios a las autoridades.
- Apoyar y difundir campañas educativas sobre el uso responsable del fuego.
- Respetar las temporadas de sequía, evitando cualquier actividad que pueda generar chispas o combustión.
Proteger los bosques es proteger la vida.
Este 18 de agosto, el mensaje es claro: prevenir es cuidar, actuar es proteger.
Los ecosistemas forestales además de ser el hogar de miles de especies, también funcionan como barreras naturales contra el cambio climático y son una fuente de bienestar para las generaciones presentes y futuras.
Que este día nos recuerde que cada gesto de conciencia suma.