Cuando hablamos de naturaleza nos referimos al conjunto de fenómenos y elementos del universo que existen independientemente de la actividad humana. Incluye a todos los seres vivos —animales, plantas, hongos y microbios—, los fenómenos meteorológicos y los elementos físicos e inanimados como el agua, las rocas o el Sol. El término proviene del latín natura, derivado de nasci (“nacer”), y alude a todo lo que surge y existe por sí mismo, regido por leyes propias que los humanos hemos descrito a través de la física, la biología y las matemáticas.
Desde siempre, todos los organismos dependemos de los fenómenos del entorno natural. Somos parte inseparable de él y de sus recursos, esenciales para nuestra supervivencia, bienestar y desarrollo, tanto en lo ecológico como en lo económico, cultural y en la salud.
Sin embargo, en las últimas décadas se observa un creciente distanciamiento del ser humano con la naturaleza, producto de factores como la urbanización, el avance tecnológico y los hábitos de vida modernos. Hoy más del 70% de la población vive en ciudades, con poco contacto con entornos naturales. El uso excesivo de pantallas, el modelo económico de consumo y la falta de tiempo y espacios verdes han reducido el vínculo sensorial y emocional con el ambiente.
Este alejamiento se refleja en problemas de salud física y mental —estrés, ansiedad, sedentarismo— y en una menor conciencia ambiental.
Para revertir esta tendencia, cada 18 de octubre se conmemora el Día de la Protección de la Naturaleza, una fecha dedicada a promover la conservación de los ecosistemas terrestres y marinos. Esta efeméride recuerda que la protección ambiental es una tarea compartida entre gobiernos, empresas, instituciones y ciudadanos.
En México, este día tiene un significado especial por su enorme biodiversidad y la vulnerabilidad de muchos ecosistemas. En particular, Quintana Roo destaca por la riqueza de su entorno terrestre, costero y marino. El 18 de octubre es, así, una oportunidad para reafirmar el compromiso con el respeto al medio ambiente y avanzar hacia un futuro más consciente de nuestra relación con la naturaleza.
Por: Cristóbal C. Carrión H.*
*Maestro en ciencias y biólogo.
Divulgador de la ciencia, escritor y ex director del Planetario Sayab.
Consultor ambiental.
Un apasionado del conocimiento y de su exploración.
zoecristo5@hotmail.com