VEDA, es el acto administrativo por el que se prohíbe llevar a cabo la pesca en un periodo o zona específica, establecido mediante acuerdos o normas oficiales, con el fin de resguardar los procesos de reproducción y reclutamiento de una especie. (Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables).
Existen diferentes tipos de vedas:
permanente: en la que no se puede aprovechar el recurso en ningún momento del año, de forma indefinida.
temporal fija: establecida por un periodo definido, el cual se repite anualmente.
temporal variable: establecida por un periodo definido, el cual se actualiza anualmente.
En Quintana Roo, tenemos veda de 6 especies, entre las que se encuentran el caracol rosado, el pulpo, la langosta, el camarón de altamar, el tiburón y el mero.
Periodos de veda según cada especie:
Caracol rosado: todo el mes de febrero y del 1 de mayo al 30 de noviembre.
Langosta: del 1 de marzo al 30 de junio.
Pulpo: del 16 de diciembre al 31 de julio.
Camarón de altamar: del 1 de junio al 15 de octubre.
Mero: del 1 de febrero al 15 de marzo.
Tiburón: del 1 de mayo al 30 de junio.
El consumo de estas especies en las fechas indicadas es penado por la ley. La veda es un corto espacio de tiempo que nos beneficia a todos y, por lo tanto, es responsabilidad de todos.
La pesca es una actividad muy variada, donde se puede encontrar pescadores de supervivencia (aquellos que capturan presas para consumo personal y familiar), pescadores comerciales, pescadores recreativos y los deportivos. Finalmente, también encontramos al consumidor.
Para los pescadores respetar la veda es necesario y obligatorio. Esto podrá garantizar un incremento en sus ingresos una vez ésta concluya.
En el caso del consumidor, su responsabilidad con la misma es no consumir la especie en cuestión o exigir a su distribuidor (supermercado o restaurante) su certificado de origen.
Con los periodos de veda, el ecosistema recibe un descanso en las zonas de pesca, se recuperan las áreas de arrastre y las diferentes especies de peces.
La veda ha demostrado ser efectiva para la recuperación del recurso. Además, su implementación por parte de las autoridades y su acatamiento por parte de pescadores, comerciantes y consumidores, trae múltiples beneficios para cada uno de ellos, así como para el ecosistema y el mismo recurso.